4 de abril, 2025
Impulso libre

¡Por favor, deja ese celular por un momento!

Por: Kayleigh Pacheco
*Discurso presentando en el concurso nacional de oratoria Lic. Benito Juárez García, en la ciudad de Oaxaca, tierra de los guajos.
Alejandro Magno dormía con un puñal bajo la almohada… y con un libro. Napoleón leía hasta en el campo de batalla. Frederick Douglass, nacido esclavo, aprendió a leer en secreto porque sabía que la lectura era el camino hacia la libertad. A lo largo de la historia, las mentes más poderosas han entendido una verdad que hoy parece olvidada: quien controla las palabras, controla el mundo.

Imaginen un mundo donde el pensamiento crítico desaparece, donde nadie cuestiona, nadie desafía, nadie sueña. No se preocupen, no hace falta imaginarlo demasiado… estamos cada vez más cerca.

Distinguidos miembros del jurado, compañeros oradores, público presente: hoy vengo a hablarles de un enemigo silencioso. No un dictador, no una guerra, no un cataclismo… sino el conformismo. No vivimos en una época en la que nos prohíben leer. Vivimos en una época en la que hemos elegido dejar de hacerlo.

Hace años, las llamas consumieron libros para borrar el pensamiento crítico y en un intento de eliminar ideas que desafiaban el régimen. Pero hoy, en pleno siglo XXI, la amenaza es distinta, No es el fuego lo que consume los libros, es el olvido, es la ignorancia, tu ignorancia. Estamos en un mundo obsesionado con la inmediatez de una pantalla y la lectura se vuelve un acto de resistencia. Porque quien deja de leer, deja de cuestionar. Y quien deja de cuestionar, deja de pensar.

Pongan en su mente la imagen de una caverna. Un lugar oscuro donde hombres y mujeres viven encadenados, mirando siempre hacia una pared. Todo lo que conocen del mundo son sombras proyectadas frente a ellos. Para estas personas, esas sombras son la realidad. No saben que detrás de ellos hay una hoguera, y que lo que ven son solo siluetas manipuladas por otros.

Platón nos contó esta historia hace más de dos mil años, pero hoy seguimos viviendo en esa caverna. Las sombras ya no son figuras en una pared, sino el flujo constante de información rápida, distorsionada y superficial que consumimos a diario. Nos bombardean con imágenes que nos dicen qué pensar, qué sentir, qué creer. Y lo más peligroso es que, como aquellos prisioneros, si alguien intenta mostrarnos la verdad… lo vamos a rechazar. Porque vivir en la oscuridad es cómodo, y ver la realidad tal como es, duele.
Pero leer... leer es ese acto de valentía que te obliga a girar la cabeza. Es lo que te permite ver que esas sombras no son más que mentiras disfrazadas de verdad.

Cada día, más personas eligen contenidos rápidos, superficiales, que no dejan huella. En un mundo donde la información está al alcance de un clic, estamos perdiendo lo más valioso que una sociedad puede tener: la capacidad de pensar profundamente.
Hoy los adolescentes entre 13 y 17 años pasan más de 7 horas al día frente a una pantalla, ya sea en plataformas de streaming, redes sociales o videojuegos.

Hemos preferido ver resúmenes de películas de 3 minutos o leer un post en Instagram que nos ofrece una “verdad” sin profundidad. Esto no solo nos priva de conocer las grandes obras literarias, sino que también mina nuestra capacidad de entender de manera compleja el mundo que nos rodea.

Desde que somos bebés, lo primero que aprendemos es a escuchar las palabras de nuestros padres, las voces de quienes nos rodean. Y luego, ese proceso fundamental: aprender a leer. ¡A leer, carajo, a leer! Porque para escribir, necesitas primero leer. Para hablar con coherencia, necesitas primero leer. La lectura es la base de todo lo que somos como seres humanos. Nos permite comprender, procesar, articular ideas.

¿Qué sería de nosotros si no tuviéramos esa capacidad? La lectura es nuestra herramienta más básica de comunicación, la puerta a todas las disciplinas, a todas las culturas, a la historia, al futuro a escenarios inimaginables.

Cada vez que tomamos un libro, un artículo, un texto cualquiera, nos conectamos con un legado de miles de años de historia humana. Nos conectamos con lo que otros pensaron, soñaron, lucharon.

La política misma, hoy en día, está hecha de imágenes, de eslóganes, de frases vacías que nos seducen con promesas efímeras. Los políticos, los medios de comunicación, las corporaciones, entienden muy bien que la ignorancia es el terreno fértil donde crecen las ideologías simplistas, donde los populismos florecen. En lugar de promover la lectura, el pensamiento profundo, se nos ofrece lo rápido, lo superficial. Pero esa es la trampa: lo que se nos ofrece como fácil, lo que se nos presenta como un entretenimiento sin esfuerzo, es lo que nos mantiene atrapados, sin que podamos ver la realidad.
Hoy, la lectura se ha convertido en un acto rebelde. Es un acto de rebelión contra la superficialidad, contra la violencia intelectual, contra la manipulación de las mentes. Porque quien lee, quien se toma el tiempo para reflexionar, quien busca más allá de lo inmediato, está haciendo un acto de rebelión contra el orden establecido. Un acto de rebelión contra la ignorancia. Y en este acto de resistencia, en este grito silencioso de los libros, es donde reside la verdadera libertad.

Leer es una herramienta de transformación. Y, por eso, sigue siendo un acto rebelde.

Leer es decirle al mundo: “No me conformo con lo que me das. Quiero algo más. Quiero entender, quiero conocer, quiero transformar”.

Pero, ¿por qué leer? ¿Por qué insisto tanto en este acto tan simple y a la vez tan profundo? Porque leer es un acto de libertad. Y es una libertad que cada vez más nos estamos perdiendo. Nos volvemos esclavos. Esclavos sin cadenas.

Y sí, estamos en una batalla que, si la ganamos, puede cambiar el curso de nuestra historia. Vivimos en un mundo donde la verdad está siendo manipulada, distorsionada, reciclada para encajar en los intereses del poder.

Es por esto que hoy les invito a rebelarse. A desafiar la inmediatez, a recuperar el placer de la lectura. Porque leer es un acto de resistencia. Es el portal hacia nuestro poder más verdadero: el poder de cuestionar, de pensar sin cadenas, y de transformar la realidad que nos consume.

La lectura de un buen libro es un diálogo con las mentes más grandes que han existido."

Leamos. Cuestionemos. Imaginemos. En un mundo que nos quiere ciegos y sordos, leer no dará el poder de ver, escuchar y entender… de elegir. Y eso... eso es libertad."

Elige antes de que el mundo elija por ti.
Muchísimas gracias.
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